Pertenecer
S. Swan
Toda mi vida quise pertenecer,
pero no pude.
No fui aceptada en mi familia,
ni en mi escuela,
ni en mi trabajo,
ni en mi vida.
No importaba,
cuánto me esforzaba por encajar.
No importaba.
Si hablaba, me callaban
y, sin embargo, me pisoteaban cuando estaba callada.
No importaba.
Si me reía, no les parecía bien
y, sin embargo, cuando lloraba, se burlaban.
Como me vestía,
lo que me gustaba o lo que me desagradaba,
lo que sentía o lo que quería,
simplemente no importaba.
Nunca fui bastante.
O era demasiado inteligente o no lo suficiente.
Yo era demasiado diferente para ser guapa.
Simplemente yo no encajaba.
Para pertenecer, hay que encajar
y yo discrepaba.
En mi dolor, en mi soledad,
aprendí a comprenderme.
aprendí a aceptarme.
aprendí a ser yo misma.
aunque no encajase.
Aprendí a decir lo que pienso
y me defendí.
Aprendí a expresar mis sentimientos
y los defendí.
Aprendí a hacer lo que me gusta y no lo que no me gusta
y lo defendí.
Me es suficiente con ser yo, solo yo,
y por fin ya no estuve sola.
Porque entonces, me encontré incluida,
parte de una comunidad,
de una vez por todas perteneciendo.